‒ Pérdida en nervios.

- Un cigarrillo, puertas, lozas y yo junto al portón muriendo,
sofocada a puro nervio y paranoica porque no te veo…

Sola me encuentro y el dolor no me lo acepto; y por
eso desconsuelo y ya ni duermo. Y hasta al stress ya cedí
desde que no nos vemos. Sobria y vestida de nuevo aquí
olvidada desvanezco, vuelta quien digan, pues sin semen
me lamento. Mis sesos dudan frente al espejo y pierdo
peso, pues tus perfidias me han causado sufrimientos
sempiternos. Y también perdí los senos, di mi útero a un
viajero y mis ovarios los disequé en alcohol de cedro.

Y a quienes gritan que padezco del mal del beso, también
los creo, e igual lo siento pues enfermo por tus labios
sin mordértelos. Este cruel llanto rasga mi ojos y en mi
rostro lo reflejo, no pidas verlo, no es nada bello. Tu
foto orna sin condición mis pensamientos, pero no has
vuelto; y aún yo te espero. Te habrás rendido entre otras
sabanas del pueblo, me habrás fingido con tus dilemas
y cuentos, te habrán comido en tu orgias y tus juegos.

Se habrá perdido el juramento de otros tiempos, de
amor eterno que hicimos sin mirar lejos. Se habrá
perdido la razón sin sentimientos, me habrán vencido
los medicamentos serios. Se habrá extinguido el tu y
yo a gotas consumiéndonos; y entre recuerdos cada uno
quedaremos. Tu sin más musa, ni ilusión sin paralelo,
yo alicaída con mis curvas, sin tus dedos, que habrán
perdido su reliquia para versos, con mis secretos.

- Cierro los ojos, te veo y salto a tus brazos enérgicos,
me doy a ti y amanezco, contra tu piel loca en celos.

Te doy besos, otros besos y más besos, hasta erizarte
los pelos con los poros de mi vellos. Subimos precios
y endiablados nos vendemos, montando al cielo bien
tiernos. Y te pelo y me estremezco hasta curar mí mal
célico, con tus cantos que ahora anhelo. Te muerdo suave
y te encanto, te rapto a punto el deseo, te mimo y grito
te quiero hasta pedirte entendiéndolo. Nuestras narinas
oliéndonos, ensalivados, moviéndonos y repitiéndolo.

Hasta dejarte excitado y cual polluelo mojado, gota a
gota consumido en mis misterios. Salto y me suelto de
tus dedos y me despejo a sabiendas, pues de entrepiernas
ya pega. Abro mis ojos, me altero pues no te veo y ando
lejos, colgada al jardín de un verso, aún dada a ti y sin
más sueño. Siento que el frio no es ajeno y me desvelo,
te llevo dentro y congelo. Mi rostro cambia, me apeno;
y con mi llanto frenético me alejo pues no has vuelto.

- Y realizo que te pierdo, pues el portón hoy no he
abierto; y no recuerdo haberlo hecho en este invierno.

Photographie Chloé Modele, Ariel Arias , Photographe cubain à Paris